Equipo 3. Entrada 1

 

El papel pedagógico y cultural de la escuela como formadora de trabajadores y de pensadores

Introducción 

A lo largo de la historia la escuela ha fungido un papel mecánico e invaluable para la reproducción social, pues ésta en un origen estaba pensada para mantener el estatus social de las clases altas por tanto sólo los más privilegiados tenían acceso a ella. No fue hasta el inicio de la industrialización que los conocimientos (en su mayoría técnicos) quedaron al alcance de las demás clases, esto debido a que la industria requería de especialistas técnicos que maniobraran las máquinas y administraran las fábricas. 

Aunque ya se tiene el acceso a la educación las clases más bajas siguen en precariedad y muchas no podían acceder a niveles educativos más altos. Todo esto llevó a crear un sistema educativo que funciona como una herramienta reproductiva de estratificación social, opresión y desigualdad social.

Gramsci y la perspectiva marxista de educación 

 

La teoría marxista gira en torno a la lucha de clases y la desigualdad económica. Dentro de esta teoría Marx ve a la escuela como una herramienta del Estado que cumple una función en el proceso de reproducción social donde las clases sociales interiorizan su papel en la sociedad, formando las condiciones necesarias para el mantenimiento de las estructuras sociales en donde los burgueses siguen como clase dominante y el proletariado acepta ser dominado. 

Aunque para Marx el trabajo infantil representa una herramienta de explotacion y algo importante a observar, para Gramsci el trabajo funge más como un componente de la enseñanza, un momento educativo del proceso autónomo. Gramsci recuerda, en este problema, a Marx de forma especial por la concepción que tiene del trabajo como relación inmediatamente instituida entre sociedad y naturaleza con objeto de transformar la naturaleza y socializarla. 

Gramsci no habla de inserción del niño en la fábrica, sino que habla de desarrollar en los niños la capacidad de trabajo en un proceso escolar coordinado con la fábrica, pero independiente de ella; en Gramsci el trabajo no es sino un componente de la instrucción, como hemos señalado, mientras que la unión de un elemento y otro caracteriza la propuesta de Marx. 

En cuanto al desarrollo real, en la enseñanza como en la producción, Gramsci sugiere un desarrollo autónomo y un enriquecimiento del proceso educativo escolar y a su vez un trabajo que requiera más educación técnica. Además de eliminar la forma limitada de acceso a la educación para las clases bajas ya que son ellas las que generan el capital para que se pueda estudiar y a su vez son las que menos acceden a ellas.    

Así la instauración de la escuela unitaria significaria el comienzo de nuevas relaciones entre trabajo intelectual y trabajo industrial, no sólo en la escuela, sino en toda la vida social. El principio unitario se reflejará por tanto en todos los organismos culturales, transformándolos y dándoles un nuevo contenido. 

El papel de la escuela en una nueva hegemonía social y cultural.

 

La preocupación de Gramsci por buscar una respuesta a las necesidades y demandas culturales de las clases trabajadoras, del movimiento obrero, le obliga a empeñarse en la búsqueda de una cultura nueva que llegue a convertirse en hegemónica, es decir, que llegue a desbancar a la vieja cultura producto del Estado burgués.

Para Gramsci la escuela especializa a los trabajadores otorgándoles grados de especialización de forma vertical diferenciando cantidad de calidad y creando una gran base de conocimiento, limitando el acceso a los grados mayores de especialidad, así tenemos a muchos individuos capaces de realizar actividades básicas que no necesitan de gran intelecto, pero a su vez tenemos pocos especialistas en liderazgo y administración o matemáticas y tecnología.

Para poder valorar el aspecto cultural y social de la educación, Palacios (1984) menciona que primero se debe echar un vistazo a lo político. Ya que  la educación no es un problema exclusivo de los pedagogos, pero tampoco se puede dejar a manos de una política estatal pública que sólo construya escuelas y promulgue leyes que no tengan atribución a la realidad social y política y a las necesidades populares.

El viejo concepto mecanicista de la cultura marginaba a una parte de la población, mientras privilegiaba a otra, al desbancar a la vieja cultura (producto del Estado burgués) se deja de concebir la cultura como saber enciclopédico.

Palacios (1984) menciona que el objetivo de la escuela tiene que dejar de ser el de formar a los niños para realizar un oficio  si se quieren introducir en la escuela principios que sean verdaderamente educativos y si no se quiere perder, por otro lado, el nexo entre instrucción y educación.

El sentido que precisamente tiene la existencia de la escuela como aparato de cultura es el de transmitir a las generaciones nuevas las experiencias de las anteriores generaciones, el de hacer adquirir a los jóvenes unos hábitos y unas inclinaciones determinadas y el de transmitir todo el patrimonio del pasado.

No hay actividad humana de la que pueda excluirse toda invención intelectual. Todo ser humano es un filósofo, pues participa de una concepción del mundo. Así la hegemonía nos habla de encontrar el equilibrio de la sociedad política con la sociedad civil. Se necesita un nuevo concepto de intelectual. Todos los hombres son intelectuales, más no todos tienen en la sociedad la función de intelectuales.

Gramsci buscaba en el principio educativo una unidad que integrase trabajo e instrucción, instrucción y educación, capacidad de dirigir y de producir, pensamiento y acción, teoría y práctica. La educación debería ser el artífice del hombre moderno.

Para Gramsci  uno de los aspectos más importantes de la cultura es en primer lugar la formación y el robustecimiento del yo, el de la afirmación de la personalidad y conocerse a sí mismo.

 La escuela funge como formadora de los nuevos intelectuales siendo cuna de las nuevas tecnologías y conocimientos técnicos para la reproducción económica industrial.

 

La filosofía de la praxis y la propuesta de una “nueva pedagogía”

La filosofía de la praxis es la unión que existe y debe existir entre teoría y práctica, entre conceptualización y acción. "Es una filosofía que es también una política y una política que es también una filosofía." Palacios (1984: 398)

La filosofía de la praxis pretende no sólo interpretar la realidad sino también modificarla, planteándose la tarea de llevar a cabo una transformación que implique no a unos grupos sociales limitados sino a extensas masas humanas.

En cuanto a la pedagogía la preocupación de Gramsci se va enlazado a problemas culturales y políticos más amplios, la conexión en la obra de Gramsci entre pedagogía y política es muy estrecha, tanto como la que establece entre crisis educativa y crisis política. De lo que se trata  es de crear una nueva política y una nueva pedagogía de acuerdo con las auténticas necesidades de la sociedad; se trata de crear una alternativa pedagógica, una escuela alternativa proyectada hacia una sociedad alternativa. Negando el desarrollo de la filosofía a través de una pura dialéctica conceptual y asumiendo la transformación de las situaciones históricas. Conquista de la realidad económica para abrir las puertas a un nuevo ser humano, a una nueva moralidad, a una nueva libertad.

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Fuentes:

Gramsci, Antonio (2001) “Formación y función de los intelectuales” y “La organización de la escuela y la cultura”

Palacios, Jesús (1984) La cuestión Escolar. Críticas y Alternativas. Editorial Laia. Barcelona. Pp. 397 a 428.

Giroux, H. (1986). TEORIAS DE LA REPRODUCCION Y LA RESISTENCIA EN LA NUEVA SOCIOLOGIA DE LA EDUCACION: UN ANALISIS CRITICO. Revista Colombiana de Educación, (17). https://doi.org/10.17227/01203916.5140

Autoras:

Carla Jannet Chimal Lima

María Fernanda Vázquez García

Lesly Pérez Ramírez

Emma Daniela Marín Ávila

Brenda Elizabeth Fragoso Montoya