Entrada 3. Equipo 1. REPRODUCCIÓN SOCIAL Y REPRODUCCIÓN CULTURAL. LA AUTONOMÍA RELATIVA DEL CAMPO CULTURAL
REPRODUCCIÓN SOCIAL Y REPRODUCCIÓN CULTURAL. LA AUTONOMÍA RELATIVA DEL
CAMPO CULTURAL
Hablar de
la Teoría de la reproducción en el campo escolar, significa, que la escuela es un
reproductor de desigualdad y dominación, debido a que transmite cultura ya que
esta es la forma de vida de un grupo, se lleva a cabo gracias al proceso
de socialización nos permite interiorizar para que los individuos tengan
mayores capacidades y con esto formar buenos ciudadanos.
Entendiendo por cultura como el conjunto tanto de elementos como actitudes, percepciones, normas, restricciones, ética, creencias religiosas y políticas, etc., que posee una sociedad. La cultura conforma la forma de vida que es aceptable por un grupo social. Dicho grupo busca que los demás individuos (especialmente los niños o generaciones jóvenes) aprendan e internalicen esa forma de vida con el objetivo de lograr una identidad social. La cultura es importante en la creación del currículum porque es la que establece qué conocimiento debe transmitirse.
Para
entrar en el tema sobre la reproducción con Pierre Bourdieu y J.C. Passeron
(1977), es importante saber que existen dos clases de esta; la reproducción
social y la reproducción cultural; esta última se encuentra dentro y es una
parte de la reproducción social.
La
reproducción cultural es transmitida principalmente por medio de estilos de
vida en la familia, también a través de las vivencias que surjan en este
entorno, otro ejemplo sería en la escuela. Mientras que la reproducción social,
como menciona Eggleston, J. (1989) es transmitida del capital social, las
características sociales y económicas de la familia y su estructura material y
política. La reproducción cultural está contenida dentro y es una parte de la
reproducción social.
Para Bourdieu
la educación genera violencia simbólica, la cual la conceptualiza como que es
capaz de influir en los significados, e imponerlos como legítimos, haciendo no
visible una imposición de fuerza, o sea una llamada fuerza simbólica.
Cualquier
hecho pedagógico conlleva una violencia simbólica, ya que involucra la
coacción de un doble arbitrario (el cultural y el método para inculcar dicho
arbitrario cultural) se impone un conocimiento como legítimo.
El
conocimiento mencionado es una parte seleccionada de la cultura, la cual se
enseña y transmite en la educación formal, dicha sección es vista como
legitima, que sirve a todos por igual, pero, sobre todo a los intereses de la
clase dominante.
Es por
esto por lo que con esta división del conocimiento la clase dominante pretende
llevar a cabo la reproducción de las condiciones materiales de existencia que
posibilitan su dominio.
De igual
manera, la selección del conocimiento oculta la realidad de las relaciones de
fuerza que le aprueban como válido y no que ese conocimiento sea universal o
sea digno de ser reproducido.
LA PROPUESTA DE P. BOURDIEU Y J.C. PASSERON DENTRO DEL MARXISMO
La cultura
académica es considerada como autoritaria debido a que su validez viene de lo
que es cultura de las clases dominantes, la cual está impuesta totalmente a la
sociedad.
Para
eliminar la resistencia de las formas culturales opuestas, el sistema escolar
debe recurrir a la violencia, la violencia simbólica, que puede tomar formas
muy diferentes, cuya consecuencia es la devaluación y pobreza de todas las
demás formas culturales y la sumisión de sus portadores o sea la desigualdad
social.
Parte de
la concepción marxista de la lucha ideológica y de la función que en ella
desempeñan las instituciones, consiste en asimilar el aparato escolar a un
reflejo inmediato del uso de las organizaciones sociales para descubrir
herramientas específicas es una característica típica de un entorno
relativamente autónomo, las escuelas utilizan esta herramienta para manipular
la aplicación de la cultura dominante, establecer una jerarquía y ocultar la
realidad de las relaciones sociales.
García (1990)
menciona que Bourdieu adopta las dos ideas centrales del marxismo: la sociedad
está compuesta por clases sociales, y la relación entre clases es una relación
de lucha.
REPRODUCCIONISMO CULTURAL EN LA ESCUELA
Para entender
qué pasa al interior del sistema de enseñanza, se debe observar primero que las
estrategias escolares pues forman un sistema más amplio, en este se incluyen
las prácticas que se encamina a la producción y reproducción de la vida de los
individuos, las familias, que el autor denominó estrategias de reproducción
social. Se trata de un conjunto de prácticas
diferentes, por las cuales las personas y las familias en general pueden, de
manera, conservar o aumentar su patrimonio, y se conectan a preservar o mejorar
su posición en la estructura de las relaciones de clase.
Como puede verse, entonces, el punto de vista de Bourdieu y Passeron,
pese a hallarse en el punto de vista estructuralista del marxismo y la
contienda de clases, aborda la verdad social prestando atención a la manera en
que la cultura, mediante los puntos simbólicos de las prácticas sociales, ayuda
a la reproducción del orden social. O sea, que se aproxima al tipo de visión
del marxismo de Antonio Gramsci o Louis Althusser, empero sin pretender hallar
en ello una acción.
Para lograr entender esto, habrá que ofrecer un repaso a sus nociones de
maltrato simbólica y arbitrariedad cultural. Para Bourdieu y Passeron, toda
enseñanza involucra un maltrato simbólico y esta se apoya en la función de
obligar significados como válidos y legítimos, escondiendo paralelamente que en
este proceso existe una interacción de fuerzas en confrontación de trasfondo.
Su primordial herramienta, en este sentido, es la acción pedagógica que está
condicionada por nuestro maltrato simbólico y deriva en la imposición de una
arbitrariedad cultural, lo que involucra la inculcación de recursos de
entendimiento y prácticas objetivas y fragmentarias.
En la situación específico del colegio, esta funciona como una
herramienta de la reproducción social y como instrumento de imposición
cultural. En ella, puesto que, se practica legítimamente la violencia simbólica
de la cultura de las clases dominantes sobre las no dominantes.
Los centros de educación, como instituciones, disfrutan de una soberanía
relativa bajo el cobijo del sistema estudiantil, que paralelamente está
subsumido dentro del campo cultural, donde la educación o acción pedagógica
(educación en todos sus niveles) resulta ser ese maltrato simbólico, ejerciendo
su imposición mediante un poder arbitrario (y su arbitrariedad cultural) que
establece las maneras en que es adquirido, repartido y usado el capital
cultural y simbólico. De modo que, hay un sistema de educación
institucionalizada con una cierta composición y sus respectivas funcionalidades
para crear y reproducir con los medios propios de la organización la
reproducción de la arbitrariedad cultural que sostiene un orden social, el cual
constituye la base de las interrelaciones entre conjuntos y clases sociales. De
tal forma, cada acción pedagógica variará dependiendo el caso específico de su
respectivo colectivo, sin embargo, continuamente fungirá como fuente de
legitimidad para las diferencias de clase en la estratificación, permitiendo
que esta sea aceptada como natural y no sea percibida como imposición.
CAPITAL CULTURAL
Para poder
hablar del capital cultural, primero es necesario hablar del término capital el
cual según Bourdieu tiene que ver con todo aquel bien socialmente valioso,
disputable que tiene un mercado y que por lo tanto en tanto capital puede
producir mayores bienes de la misma. Hay tres formas de capital, el capital
económico, el capital cultural y el capital social (relaciones), en estos tres
entra el capital simbólico, que es el reconocimiento, el prestigio o fama que
puede darte tener grandes cantidades de cualquiera de los tres capitales.
Al
principio de su obra Bourdieu hace una crítica del capital humano, la cual dice
que cuanto más se invierta en la educación ya sea monetariamente o con mucho
tiempo de dedicación, mayores serán los beneficios que se obtienen de dicha
inversión educativa. Para el autor esto es completamente falso, ya que el
beneficio que se puede obtener de la inversión educativa depende del éxito o
fracaso escolar, el cual depende de la transmisión del capital cultural que la
familia transmite a los miembros de la misma.
Este
capital puede presentarse de diversas maneras, puede ser incorporado en forma
de conocimientos, objetivado en forma de bienes culturales como los libros e
institucionalizado mediante certificados académicos y calificaciones.
La forma
incorporada del capital cultural se presenta en forma de habitus, requiere
inculcar a una persona saberes, conocimientos; este trabajo de inculcación
inicia en el periodo de la socialización primaria de los niños e implica las
maneras de interacción que son dirigidas a presentar una conducta adulta. Esta
práctica está incorporada dentro del conjunto de prácticas de transmisión o
herencia del capital, específicamente el capital cultural acumulado por los
padres.
Dicha
forma requiere de tiempo, grandes inversiones de tiempo y sacrificio, por otro
lado también es necesaria la autodisciplina, a medida de ir construyendo una
conducta; esta puede ser transmitida mediante un ocio, hobbies, el deporte, la
práctica de un instrumento, el baile o incluso que la casa del niño esté llena
de cuadros, libros, esculturas u obras de arte.
La
segunda forma de capital cultural es el objetivado, la cual está compuesta por
los bienes del capital cultural. Es decir, mediante bienes culturales como
libros, esculturas, pinturas, etc. Por lo tanto, la adquisición a este tipo de
capital puede ser la compra, herencia, la donación, la expropiación o la
ocupación.
En otras
palabras, la forma objetivada del capital cultura es consecuencia de dos
aspectos, primeramente, es necesario tener la disposición subjetiva para poder
comprenderla o apreciarla, en segundo término, también es necesario el capital
económico, o sea que se necesitan ingresos para la adquisición de dichos bienes
culturales, y de la existencia de habilidades para su conservación acumulación
y transmisión.
La
tercera forma de capital es el institucionalizado, que es la capacidad que se
tienen de acreditar determinados saberes, mediante un título escolar o
calificaciones. Dicho título reconoce u otorga un valor que garantiza los
conocimientos que alguien posee. Este tipo de capital cultural puede variar,
pues hay personas que tienen menos capital cultural del cual su título se
supone que debería acreditar, así como hay personas que tienen mayor capital
cultural del que su título acredita.
El
capital institucionalizado es el más fácil de convertir en otras formas de
capital, ya que la obtención de un título implica determinado salario, y a
determinados títulos les corresponden determinados honorarios, esto también
depende de la oferta y la demanda, o por la legalidad, no es lo mismo ser
ayudante de maestro con título a uno sin título. A su vez, puede convertirse en
capital simbólico ya que la obtención de un título también da prestigio.
Bourdieu
define el proceso histórico de socialización por medio de la educación como un
proceso de reproducción, pero hace una distinción entre dos clases de
reproducción: la reproducción cultural y la reproducción social: la primera se
transmite principalmente a través del estilo de vida de la familia y de las
experiencias a las cuales conduce, especialmente en el hogar, pero también en
la escuela.
La
reproducción social, es la transmisión del capital social, las cualidades
sociales y económicas de la familia y su estructura material y política. La
reproducción cultural está contenida dentro y es una parte de la reproducción
social.
VIOLENCIA SIMBÓLICA
La
violencia simbólica es la acción pedagógica que ordena significaciones y las
ordena como legítimas. Los sistemas simbólicos son arbitrarios, en tanto no
reflejan de manera directa las realidades sociales. La lógica de la exclusión
simbólica funciona en el ámbito social, económica y política, como mecanismo
diferenciador y legitimador de convenios dispares entre las personas y los
conjuntos sociales. De esta forma, las distinciones sociales son internalizadas
y estructuradas por 2 tipos de dominantes/dominados.
El
sistema estudiantil requiere recurrir a la violencia simbólica, que puede tomar
maneras bastante distintas e inclusive excepcionalmente refinadas y por
consiguiente más difícilmente aprehensibles, sin embargo, poseen como impacto
la desvalorización y el empobrecimiento de toda otra forma cultural y la
sumisión de sus portadores.
ARBITRARIEDAD
CULTURAL
Tanto la
sociología como la historia y la filosofía son disciplinas que ponen en prueba
el arbitrario cultural que se entreteje en el ejercicio del poder de la Acción
Pedagógica, pero además en las diversas protestas de las civilizaciones,
únicamente el hallazgo, comprensión y develación del arbitrario cultural acerca
a los conjuntos y a las civilizaciones al asentimiento recíproco.
Por otro
lado, los sistemas simbólicos se basan sobre un "arbitrario cultural"
y hacen al mismo tiempo 3 funcionalidades, a saber: el razonamiento, la
comunicación y la diferenciación social. Los sistemas simbólicos son artefactos
de comunicación y de dominación que realizan viable el acuerdo lógico y moral
de todos, simultáneamente que contribuyen a la reproducción del orden social. De
esta forma puesto que, la Acción Pedagógica tiende a reproducir el sistema de
arbitrariedades culturales de la formación social dominante, por medio de la
reproducción de interrelaciones de fuerza que colocan la arbitrariedad como
inculcación cultural.
Los
sistemas simbólicos son arbitrarios, en tanto no reflejan de manera directa las
realidades sociales. La lógica de la exclusión simbólica funciona en las
esferas social, económica y política, como mecanismo diferenciador y
legitimador de convenios dispares entre las personas y los equipos sociales. De
esta modalidad, las distinciones sociales son internalizadas y estructuradas
por la polaridad lógica de los procesos cognitivos configurados sobre el modelo
de la polaridad social dominantes/dominados. No hay una cultura legítima, toda
la cultura es arbitraria.
Referencias
Bourdieu,
Pierre y Jean Claude Passeron (1977) “Introducción a la edición Castellana”,
“Introducción a la edición italiana” y “El hijo del pelícano puede matar al
padre”. En: La Reproducción. Editorial Laia. Barcelona. Pp. 9-33.
García
Canclini, Néstor (1990) “Introducción. La sociología de la cultura de Pierre
Bourdieu”. En: Bourdieu, Pierre, Sociología y Cultura. CNCA-Grijalbo. México.
Pp. 9-50.
Bourdieu,
P. (1987) “Los Tres Estados del Capital Cultural”. Revista Sociológica. No. 5, otoño
1987. México. Pp. 11 a 17.
Eggleston,
J. (1989). Perspectivas ideológicas contemporáneas sobre currículo. En
Eggleston, J., Sociología del currículo escolar (pp. 69-94), Argentina:
Editorial Troquel.
Integrantes:
o Cruz
Chaparro Victoria Alexia
o Ramírez
Pérez Isair Francisco
o Reyes
Martínez Frida Topacio
o Rivera
Rodríguez Familiar Ismael
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